martes, 8 de julio de 2014

Western States 2014…. no pudo ser.


La realidad es que no tengo ganas de escribir sobre algo que me ha creado una gran frustración pero tal vez ponerlo en blanco y negro sirva para desahogarme. Además mi doctor todavía me tiene en reposo total y estoy un poco aburrido sin poder entrenar.


 La idea formal de correr Western States me surge hace dos años, desde entonces vengo entrenando y haciendo eventos con miras a poder lograrlo. Una vez inscrito, trabajé y entrené mucho durante ocho meses para prepararlo y tratar de completarlo.


 En Octubre del año pasado visité por primera vez en mi vida un fisiatra, ya que vine de mi última carrera con una lesión en la rodilla derecha. Lo único que motivó esa visita no era la lesión, era resolver el problema lo más pronto posible, porque quería hacer Western States 2014. Esto se lo hice saber muy bien al Dr. Guzmán Landolfi y sencillamente se hizo todo lo necesario para tratar de comenzar a entrenar formalmente y fuertemente desde Febrero.
Las tres terapias semanales de caliente/frio y ultra sonido, con sus respectivos ejercidos de fortalecimiento del área, más el hielo diario fueron la norma por los próximos dos meses. Además mientras no podía correr, sí comenzamos con un programa de fortalecimiento físico que era y sería muy necesario para un reto como este. Tres días más de mi semana eran dedicados a que Davianty me maltratara en el gimnasio y luego completara la sesión de ejercicio nadando para hacer algo de aeróbico.
13,000 mil ejercicios de pierna.

Las noticias a principio de Diciembre fueron todas muy buenas. Lo primero y más importante, estaba aceptado en la carrera, no me lo podía creer. Segundo, la evaluación que le hicimos a la rodilla en esos días decía que todo estaba muy bien, por lo que podría comenzar a correr en Enero, un mes antes de lo que en principio pensamos.
Para no abundar mucho, de Enero hasta el 21 de Junio, lunes y miércoles iría al gimnasio a fortalecer el cuerpo, sobre todo las piernas y principalmente mis cuádriceps. Para esto hice alrededor de trece mil repeticiones de ejercicios específicos para los músculos de las piernas. Martes, jueves, algunos viernes, sábados y domingos serían para correr. Los fines de semanas muchos kilómetros, llegando a sumar hasta unos cien divididos en tres días y donde mis corridas normales de un domingo siempre estaban por las cuatro horas o más. Hicimos hasta un viaje a Constanza para correr en terreno más montañoso y también buscando mejor clima. 


El equipo antes de salir a correr en Constanza.
Todos los domingos en la tarde Nicolás se encargó de darme un masaje de descarga muscular y la respectiva terapia en la rodilla derecha, para poder estar a punto el lunes y volver a repetir la rutina.  Y ME APLIQUE HIELO EN LA RODILLA DERECHA TODOS LOS DIAS DESDE QUE EL DR. GUZMAN ME VIO POR PRIMERA VEZ EN OCTUBRE.


A finales de los entrenamientos, TODO mi equipo de apoyo entendía que debía hacerme una evaluación médica para garantizar que todo estaba bien con mi cuerpo y no tendríamos sorpresas ni nada que lamentar en la carrera. En el Centro Cardiovascular de Cedimat se encargaron  de evaluarme y todo estaba en buen estado.

Otro aspecto que teníamos que tomar muy en cuenta en un evento como este, era el protocolo de alimentación durante el evento, para esto debíamos saber cuál era mi gasto calórico por hora y de esta manera ver cómo lo íbamos a reponer. De esto se encargó el Dr. Benjamín Payano.  El número fue 700 calorías por hora, si lo quieren saber. 


Con todo el trabajo hecho y todos los puntos afinados partimos el 25 de Junio hacia Squaw Valley en California. Yo iba a cumplir un sueño y al lugar que más quería estar en el mundo entero. Dicen María (mi esposa) y Manuel, que cuando llegamos a Squaw yo salté del carro que ellos ni saben cómo lo hice, en verdad no lo recuerdo ni sé que hice, pero parece que estaba muy contento.


Acabados de llegar a Squaw Valley.


 No sé cómo dividir la experiencia o escribirla, porque hay dos novelas envueltas, una buena y otra muy mala.


Vamos primero con el cuento de hadas o la buena, como si nada malo estuviera pasando.



Llegamos a Squaw y lo primero es que estamos donde queremos estar, tenemos todos los ánimos del mundo por la carrera y toda la experiencia que conlleva este evento. Estamos en la carrera más importante de Ultra Trail del mundo y eso se nota durante todo el fin de semana, es fuera de serie y punto y aparte contra las demás. Además Squaw Valley, el lugar de la largada, es espectacular, el paisaje hay que verlo. Si salté del vehículo de la alegría cuando llegamos, cuando vi el lugar de la línea de salida creo hasta se me aguaron los ojos, y no porque fuera la más impresionante que haya visto, sino porque la verdad es que la primera vez que vi y supe de este evento no creí  posible que iba a poder estar allá.


Línea de salida a nuestra llegada.

El viernes, día antes de la carrera, día de registro de corredores, día del congresillo previo y presentación de corredores, es el Disney World del mundo del ultra trail. Desde temprano estamos todos compartiendo en el área de salida y nadie se quiere ir de ahí. Además ese día se hace un fun run de 6k hacia la cima del punto más alto de la carrera, en la que Wendy y Manuel participaron y nosotros nos quedamos debajo disque esperándolos, pero la verdad es que estábamos como en el paraíso disfrutando del ambiente.


Humberto y Luima, los que serían mis pacers.



Con Wendy y Manuel cuando terminaron de correr.

Aquí también nos reencontramos, conocimos y compartimos con atletas que admiramos. Como fue el caso de Pam Proffitt Smith, la campeona defensora. La responsable de que hiciera todos los ejercicios para las piernas, por una guía que escribió de cómo pudo ganar el año anterior.


Le digo mi amiga del millón de squats. Encantado de conocerte Pam.

En la tarde vamos al congresillo y ahí nos dan las últimas instrucciones, ahí tuve el placer de conocer al responsable de que exista esta carrera, y por ende que exista el ultra trail, el Sr. que decidió hacer esta carrera corriendo en vez de montado en un caballo. Gordy.



Con Gordy. 

De ahí ya es hora de que me vaya a descansar y el equipo aprovecha para ir a comprar las provisiones necesarias para el otro día. Luego de unas horas tratando de dormir algo, me paro de la cama y preparo todo lo que usaré durante la Carrera. Cuando llega el equipo solo afinamos las instrucciones  y salgo a cenar para ya terminar mi día y venir a tratar de dormir.

La alarma está para las 3:00 a.m., la partida es a las 5:00 a.m., pero los números y chips los entregan desde las 4:00 a.m. y además se realiza un nuevo pesaje.


Suministros para la carrera.


Ya a las 4:00 a.m. el ambiente contagia adrenalina, está frio pero no tanto como en ocasiones puede ser, no hay nieve en el tope de la montaña, será una carrera con buen clima dentro de los estándares de Western States. Estamos todos locos por salir a correr y nuestros familiares y amigos hasta con más animo que nosotros, nos despedimos y listos, fuera.


En el lobby del hotel, 4:46 a.m. Luima, Wendy, Davianty, María, Manuel, Humberto, los quiero de corazón.



 Vamos con la versión mala del evento.

Hay tantos factores que se combinan cuando vamos a un evento de esta magnitud donde además hay que hacer un viaje tan largo, que saber interpretar las diferentes sensaciones se hacen un poco difícil, por eso no supimos hasta el último momento qué nos pasaba.

Tan pronto llegamos a Squaw, fuimos a una charla para que los equipos supieran cómo llegar a los diferentes puntos y comportarse en esos lugares, de ahí fuimos a almorzar y luego vimos por primera vez la línea de salida. Después fuimos a descansar para luego ir a correr un poco y aflojar las piernas, ya que teníamos dos días viajando y ya el cuerpo necesitaba calentarse. Desde ese almuerzo algo comenzó a estar mal, nunca pude hacer bien la digestión, al punto que salí a correr y me detuve y fui a descansar de nuevo, dos horas más tarde salí a trotar y me fue mejor, pero no tanto. Comenzamos con las conjeturas, que me había caído mal el almuerzo. ¿Pero en serio, que pizza me caiga mal a mí?. Eso no está registrado en ningún archivo lógico ni posible, pizza nunca me puede caer mal a mí. También pensamos que la altura donde nos encontrábamos podía ser un factor, etc.

El viernes por la mañana al despertar, siento una molestia/dolor en el hombro derecho, esta fue empeorando durante el día, a todo el lado derecho, hombro, espalda y costado, al punto que de ese lado no podía acostarme. Entre las especulaciones, una era que hice algún esfuerzo cargando alguna maleta, pero mientras fuera un brazo y no las piernas, eso no era lo que me iba a detener. También tenía un pequeño dolor en la parte interna de la rodilla izquierda, este no era molesto para nada, pero un dolorcito al fin. Otra pequeña molestia era en la parte superior del pie izquierdo, esta se la achacaba a que tal vez me apreté mucho los tenis el día anterior, que tan solo corrí media hora, pero eran cosas en la que no quería pensar mucho. La molestia que si me tenía preocupado y no se la quería comunicar a nadie, era el tendón en la parte trasera de la rodilla derecha, tenía exactamente la misma sensación de cuando llegué con mi lesión en toda la rodilla en octubre, era al punto que no podía caminar correctamente y no sé cómo los demás no se daban cuenta.

Todas estas molestias entendí que tenía que comunicárselas a los demás, ya que éramos un equipo y esto no lo podía lograr yo solo sin ellos. Otro problema que tenía ese viernes era que no tenía apetito y comí solo porque tenía que hacerlo. Ya en la noche a la hora de cena me forcé a comer y los dolores del hombro y espalda estaban peor, tomé un analgésico, esperando amanecer mejor , pero creo no me hizo ningún efecto. A todo esto quería pensar que eran nervios como otras veces y que tan pronto arrancara a correr todo se arreglaría y era lo que me mantenía enfocado y haciendo todo como estaba planeado.

El equipo haciendo el plan de la carrera el día antes.
Estaba viendo el reloj ya desde las dos de la mañana, y no puedo decir que no dormí, dormí muy bien, claro, sin moverme , ya que del lado derecho no podía apoyarme, ya a las tres comenzamos con la rutina. Pararme de la cama, desayunar, todo el equipo se despertó y la pregunta obligatoria, ¿Cómo te sientes? Y yo que me prometí no mentirles, les decía todas las molestias que sentía, aunque tal vez se las minimizaba un poco. Unos masajes de calentamiento que me dio Davianty en la parte trasera de las piernas hicieron que estas se sintieran mejor y unos ejercicios que hice con el hombro también como que lo mejoraron algo, pero creo que todo era ya la adrenalina subiendo y el estar llegando la hora cero que me iban poniendo en estado de carrera. Fui a recoger mi número y chip, y tenían que pesarme de nuevo. Luego de pesarme debía volverme a poner las cosas que llevaba arriba, y debía colocar el chip en los tenis y el número en mi pantalón. Hacer estas simples tareas me dieron un trabajo inusual, me tomó un buen rato poder ponerle las chambras al pantalón y el chip al zapato y volverme a poner el sudador de las piernas fue todo un acto de equilibrio. Todo esto pensaba eran nervios o efectos del frio, ya que mis manos estaban torpes y un poco hinchadas. Seguía sin poder caminar muy bien por la molestia detrás de la rodilla derecha, pero ya estaba decidido que eso se me iba a quitar en la subida de los primeros cinco kilómetros donde todos íbamos a caminar hasta la cima.

Faltando unos diez minutos para la partida fue el momento de más tranquilidad y mejor sensación que tuve todo el día, pensé que ya estaba superando los nervios que creía tener y que todo iba a salir como todas la veces anteriores, todas las molestias iban a desaparecer e iba a poder correr, hasta que todos los dolores volvieran a aparecer, que en esta ocasión esperaba que fueran por llevar más de quince horas pasando trabajo corriendo en la mejor carrera del mundo, ese dolor sí quería tenerlo. 


Con mi esposa momentos antes de salir a correr.


La salida de WS es muy característica, sales corres tal vez cincuenta metros y comienza una subida que no termina hasta cinco kilómetros más allá, tan empinada, que la decisión general es caminarla lo más rápido que puedas y no correr ni un paso, ya que no tiene sentido si luego de esas tres millas faltan noventa y siete. Solo como referencia, la cabeza de carrera llega al tope o primera mesa de abastecimiento (5k) en unos cuarenta minutos y el grueso de la carrera entre cincuenta y cinco minutos y una hora.


En mi caminata hacia la cima, creo desapareció la molestia detrás de la rodilla derecha, pero ya no solo me dolía todo el lado derecho del cuerpo, ya también el izquierdo y la nuca, así como la espalda baja. Creía la espalda baja era por estar caminando tanto hacia arriba y por el frio, y esperaba se mejoraría tan pronto comenzara a correr. Las manos si sentía y veía se hinchaban cada vez más, quise asumir que era el frio y que también mejoraría tan pronto comenzara a correr y la temperatura subiera.


Luego de la primera mesa en la cima, hay que prácticamente escalar un murito de unos cien metros, digo escalar por lo empinado que es. Cuando trataba de subir, perdía el balance y me costó mucho poder arrancar el ascenso, cosa que no era fácil pero tampoco tan complicado que tuviera que recular tres veces porque casi pierdo el balance, ya esa fue otra señal de que algo andaba mal, además todos a mi lado lo hacían más fácil que yo.


Foto tomada por Luis Escobar y la tomé prestada de Bob Hearn, para que puedan apreciar lo que trato de explicar en el párrafo anterior.

Una vez en la cima hice lo que nos recomiendan a todos, y es que al menos pierdas medio minuto o uno completo y admires el paisaje. Estás en el punto más alto de la carrera y a un lado puedes ver todo Squaw Valley y al otro lado puedes ver parte de Lake Tahoe. Valió la pena llegar hasta allá arriba.


Ahora viene lo que por fin estaba esperando, vamos para abajo y ya se va a correr, y lo que encuentras es un sendero que solo caben tus dos pies con algunas piedras sueltas y un inclinación bastante pronunciada. Traducción, más vale que todos los ejercicios que hice para las piernas hayan hecho su trabajo y todas las horas que corrí en trillos y bajadas me sirvan de algo, porque aquí todas las pisadas son importantes si no quieres dañarlo todo en una sola de ellas y si le doy demasiado duro no quedará nada para el final. Pero aquí mismo o en al menos una milla me di cuenta que mi carrera había terminado, no tenía balance para correr, mucho menos en este camino, no controlaba las piernas ni tampoco los brazos, correr era hasta peligroso en estas condiciones en este camino, podía caerme muy fácilmente. Creo corrí tal vez un kilómetro o milla en un lugar que no había tanta inclinación y fue todo lo que pude durante el día. No pasó mucho tiempo cuando tuve el placer de dejar pasar a Gordy en un punto, pero ese placer era también la sentencia de que no iba a llegar a la meta ese día. Caminando cien millas en ese terreno no se llega en menos de treinta horas a la meta y yo no podía correr.


Duró poco mi recorrido, pero estuve donde quería estar.
Cada paso que caminaba todo iba empeorando y dentro de mí ya iba teniendo una idea qué era lo que pasaba conmigo. ¿Por qué tenía que ser hoy que estuviera de esta manera? La verdad es que cuál era el virus o enfermedad que me afectara no importaba, el hecho es que tenía algo que no me dejó disfrutar ni un poco de aquel majestuoso lugar, del cual no quería salirme y por lo que caminé hasta que ya no pude más y que de todas maneras me iban a sacar.


Explicándole al equipo médico lo que sentía.

Frustra que tanto trabajo y esfuerzo se pierda por la picada de un mosquito.
 Sí, ya de vuelta en la República Dominicana me volví a hacer análisis, con lo que odio que me saquen sangre, y solo confirmamos lo que sabíamos, ya que saliendo de la carrera fui al hotel a dormir y sudar fiebres y llegué al país con todo hinchado y lleno de pintas por todo el cuerpo.


Tercera vez que me sacaron sangre en menos de un mes. NO ME GUSTA!
Tuve una oportunidad que a pocas personas se le presentan en la vida, algo pasó que no me permitió completarla de la mejor manera, eso no quiere decir que no estoy agradecido y honrado de haberla vivido, no solo porque estuve allá, sino porque en el camino hacia ella descubrí muchas cosas que todavía no entiendo cómo soy capaz de hacerlas y eso me motiva, pero también sigo descubriendo y encontrando nuevos y verdaderos amigos que dan y se entregan sin pedir nada a cambio. Recibí el apoyo y la motivación de tanta gente que creo hasta estaba abrumado en algún momento y me desgarró no poder terminar por todos ellos, pero a la vez son la motivación que necesito para seguir tratando. Tal vez no se me presente una nueva oportunidad de correr en Western States, al menos queda el recuerdo de haber estado en el evento que siempre quise estar, pero sí habrán otras metas que lograr en mi vida. 



 JL