Son casi las
doce de medio día y entre el cansancio, el calor y el sol ya no sé qué quiero
hacer, seguir corriendo, caminando o montarme en el primer vehículo que me pase
por el lado para llegar a mi destino. "Qué suerte, mira una camionetica
que le puedo pedir una bola para llegar al final. No, ya solo faltan menos de
medio kilómetro, para qué te vas a montar, termina, que fue a esto que
viniste"
El pasado mes
de noviembre, me encontraba corriendo en el Higüero, ya me faltaba muy poco
para terminar, cuando como por arte de magia tenía tres individuos rodeándome,
literalmente arriba de mi, con dos pistolas apuntadas a mi cabeza y todos
tratando de revisarme para tomar cualquier cosa de valor para ellos. Uno casi bajándome
los pantalones, el otro metiendo la mano en la mochila y todos gritándome que
les diera todo lo que tenía. Yo solo atinaba a decir que no tenía nada, que
andaba corriendo, solo me quedaba un poco de agua. Tan pronto uno encontró el
celular con el que andaba, gritó “aquí está la máquina”, entonces me ordenaban
que me metiera al monte, a lo que les dije que sin ningún problema y procedí a
hacerlo. Ellos emprendieron la huida, los vi montarse en la camioneta que hacía
unos segundos me había pasado por el lado, donde iban dos delincuentes más, entonces
pude entender cómo fue toda la operación.
Todo esto sucedió
tan rápido, que combinado con el cansancio que ya tenía, les juro que cuando
les dije que no llevaba nada conmigo, ni me acordaba tenía el celular.
Hoy domingo corría
por la avenida Bolívar a eso de las 11:30 a.m., casi frente al colegio la
Salle, me doy cuenta que un individuo sentado en una motocicleta negra,
que está parado frente a un carro, me está apuntando con una pistola y me está
dando algunas instrucciones que no oigo. Yo sigo mi carrera y cuando le paso
por el lado escucho que me pide todo lo que tenga, a lo que respondo que solo
llevo agua, que si él la quiere, él insiste que le dé el celular y le digo que
no tengo más nada, lo que en esta ocasión si era verdad. Mientras todo esto pasa,
nunca paro de correr y como es una vía donde los carros están pasando, él
guarda el arma y se marcha lo más pronto posible.
No soy
experto en estadísticas, pero sí tuve que tomar dos cursos de ellas en la
universidad, y creo recuerdo que algo anormal o muy anormal, no pude suceder
muy a menudo. Diez millones de habitantes, que en menos de seis meses
asalten a punta de pistola a una misma persona, creo debe de ser una anomalía
en un mundo donde hay cierto orden. Parece entonces que esto es normal.
No lo digo
por decirlo, ni relajando, ni sarcásticamente. Dos veces en menos de cinco
meses me han asaltado a mí, pero tengo años escuchando que asaltan a compañeros
corredores en el parque Mirador Sur, en horas que hay mucha gente haciendo ejercicio,
así como en horas que no las hay, asaltan a grupos de corredores corriendo
alrededor del parque botánico, es más, una madrugada, entre noviembre y ayer,
bajaba corriendo por la avenida Winston Churchill, cuando un joven en un carro se
ponía a mi lado advirtiéndome que estaban asaltando, que él acababa de rescatar
a otra corredora en el acto.
Es decir, que
no es cuestión de andar en grupos, solos, ir al Parque Mirador, etc. es que nos
están asaltando donde quiera, cuando sea y como sea.
Es más,
cuando escribo esto en mis redes sociales, y muy probablemente en este blog,
solo llega el mensaje a amigos corredores o creen que es un mal para los
corredores, cuando nosotros tal vez solo andamos en las calles a pie cuando
salimos a correr, el resto del tiempo andamos en nuestros vehículos con los
vidrios cerrados y las puertas con pestillos. ¿Qué sucede con aquellos que su
vida es andar caminando por las calles porque no tienen un vehículo? Los
asaltan más que a nosotros.
Sigo con las estadísticas,
ya que creo no las entendí muy bien, por favor me las explican. ¿Qué significa
que a cinco miembros de mi familia las hayan asaltado de maneras muy parecidas
a las mías en un período menor de dos años? Que a un circulo tan pequeño le
ocurra esto en tan poco tiempo, a mí me dice que mis estadísticas no están
fallando, en nuestro país hay un serio problema y parece a nadie le importa.
Luego de
sufrir ese primer atraco en el Higüero, el grupo con el que regularmente corro allá
nos preguntábamos qué hacer. Siempre decimos lo mismo, no andar solos, pero en
ese mismo lugar, esos mismos delincuentes, creo la semana antes, habían
asaltado a un grupo de mountain bikers. Entonces no es cuestión de andar solos
o en grupo. Lo de dónde correr ni lo tocamos, porque es en todas partes que te
asaltan. Yo solo le pedí a mi grupo que si por casualidad andábamos juntos
cuando me volvieran asaltar, creyendo que nunca más pasaría, que por favor guardaran
la calma y entregaran todo lo que tenían, porque honestamente creo que
alterarse o querer pelear sería mucho peor, además que los delincuentes son los
que tienen las armas y yo no corro con una, pero además imagínese usted
corriendo con un arma. Pero no pensemos en que estamos corriendo, porque como
ya dije, este no es un problema de solo cuando usted anda corriendo. Tome
cualquier día de su vida donde usted se vaya a montar en el carro y vengan a asaltarlo
y usted, que anda armado, trate de sacar el arma, si ellos ya tienen la de
ellos fuera y son más que usted. No creo llegues ni a tocarla cuando ya estarás
muerto.
Otra cosa que
se me ocurrió ese día fue que por lo menos tengamos algo para que ellos tengan para
llevarse y no se incomoden y te vayan a dar una paliza. No me imagino qué
hubiera pasado conmigo aquel día en el Higüero de no haber aparecido ese
celular, estábamos solos en un lugar desértico. Hoy no era mucho problema
porque estábamos en una vía transitada y el ladrón no podía quedarse estático
mucho tiempo.
Lo que hago
en estos momentos es llevar un celular prácticamente desechable, solo cuando
voy al monte, que es por seguridad, ya que puedo sufrir un accidente y lo
necesitaría para llamar por ayuda. Cuando corro por la ciudad nunca ando con
celular, soy de los antiguos corredores que comenzamos cuando este artefacto ni
las redes sociales existían. También es bueno llevar algún menudo, que lo llevo
para comprar agua o Gatorade cuando se me acaba, pero serviría para darle algo
a los delincuentes y evitar un culatazo, galletón o trompón.
Ahora quiero
complicarles más el mundo a todos ustedes y hacerles dos preguntas.
¿Podemos
acudir a la policía a denunciar el hecho y si ellos atrapan a los delincuentes
iremos a identificarlos y poner la querella?
¿Hay
autoridades en nuestro país que la mayoría de los dominicanos consideremos
fiables y serias?
Vivimos en
una sociedad donde el respeto a lo ajeno hace años se perdió, donde solo queremos
que las leyes y reglas sean aplicadas a los demás pero no a nosotros.
República
Dominicana la están asaltando desde adentro y somos los mismos dominicanos que
lo estamos haciendo.
JLM