lunes, 26 de septiembre de 2016

La Ruta del Ferrocarril. 85 kilómetros de historia dominicana.

"El 16 de agosto de 1887, fue inaugurado el ferrocarril de Samana-Santiago (que en línea era de Las Cañitas (hoy Sánchez)-La Vega). Y luego se construiría el segundo tramo con fondo del gobierno dominicano, que abarcaría desde Jina a San Francisco de Macorís, inaugurado esta 2do. Etapa el 16 de agosto de 1895. El 3er tramo que cubrió la ruta Las Cabuyas – La Jagua San Rafael (hoy Villa Tapia)-Salcedo y Moca, inaugurado el 28 de septiembre de 1908.
Ruta del ferrocarril Sánchez-La Vega. Estación Sánchez, Km. 0; Rincón de Molinillo, Km. 19; Ciénaga Vieja, Km. 24; Arenoso, Km.27; Villa Riva, Km.32; Bomba de Yaiba, Km. 42; Ceiba de Hostos, Km. 45; Sabana Grande, Km. 50; Pimentel, Km.55; Las Guáranas, Km. 64; La Jina, Km. 72; San Francisco de Macorís, Km. 80; Cenovi, Km. 84; Las Cabuyas Km.87; La Vega, Km. 100; La Jagua San Rafael (hoy Villa Tapia), Km.93: Salcedo, Km. 99; Moca, km. 111."

http://desdelavegard.blogspot.com/2010/06/el-ferrocarril-sanchez-la-vega-don.html

Hace unos años me enteré que se realizaba una carrera de bicicletas de montaña llamada "La Ruta del Ferrocarril".
Parte de la historia de mi familia, relacionada con la exportación de cacao, hizo que me interesara la carrera. Tenía tiempo queriendo hacerla y este año, sin pensarlo mucho, contacté a los organizadores y les pedí permiso para hacerla corriendo.



La ruta de la carrera es desde el Puerto de Sánchez hasta San Francisco de Macorís y comienza a las 9:00 a.m., pero para poder terminar cerca o junto con los ciclistas, mi salida debía ser más temprano. 


4:30 a.m. en el puerto de Sánchez.

El primer tramo de Sánchez a Arenoso, que correría casi por completo oscuro, me trajo la primera novedad del día. ¡EN MI VIDA HABÍA VISTO TANTOS SAPOS!!! Me estuvieron animando casi todo el camino hasta la carretera nueva se Samaná. Dos o tres quisieron irse conmigo montado en los tenis.

De Arenoso a Villa Riva y luego hasta Hostos, es donde esta carrera se ha ganado su reputación de dura. La cantidad de lodo incómodo que se encuentra en ella la hace bien difícil a pie. Yo solo pensaba en los ciclistas que vendrían detrás de mi, que imagino era peor para ellos por tener que además cargar o empujar sus bicicletas por estos lugares.


Una pequeña muestra del lodo.
Recargando en Hostos con Nicolás.


La próxima parada es Pimentel. En este tramo el lodo no es problema, pero ya la temperatura que se comienza a sentir no es muy agradable y hace que las fincas de cacao que vamos cruzando no se vean tan bonitas, ni que los rastros de lo que queda del trazado del ferrocarril sean tan llamativos. Pero igual se aprecian y se disfrutan.



Llegando a Pimentel.
De Pimentel hasta Las Guáranas, para los ciclistas debe ser el paraíso, todo plano y una calle no asfalta, pero ya preparada con el caliche perfecto, pueden rodar a la velocidad que quieran. Para el que va a pie y tratando de correr, con esa temperatura y sin ninguna sombra ni nube que tape el sol, es un verdadero horno. Esta parte no la disfruté mucho.

De Las Guáranas a San Francisco de Macorís, a parte de ser el segundo tramo más largo del día, unos dieciséis kilómetros y de seguir el fogón prendido, vino la última sorpresa. Encontramos un tramo de aproximadamente un kilómetro, donde el agua te tapaba en partes hasta las rodillas en otras hasta la cintura, y donde pisabas, el lodo quería arrancarte los tenis.

Todo esto superado mi gran problema sigue siendo el gran calor y el calentón que sufrí, pero tenemos algo dentro que desde que llegamos a esa meta lo olvidamos todo...casi.

JL


lunes, 12 de septiembre de 2016

Olla de Presión 50k. "El problema no son los kilómetros...."

"El problema no son los kilómetros, es la temperatura"

La "Olla de Presión 50k" es una carrera que presenta varias dificultades. Los 50 kilómetros a recorrer, los 1,552 metros de desnivel positivo, cargar con toda tu comida, las dos vueltas que presentan un reto mental, el tiempo límite de ocho horas, pero ninguna es tan difícil como las temperaturas que debes soportar durante toda la carrera.

Correr en la República Dominicana en cualquier época del año es caliente. Correr en el Higüero en septiembre es otra historia mucho más complicada.

El amanecer durante la carrera.

La carrera comienza a las 5:00 a.m., por lo que al menos una hora se corre a oscuras, eso no significa que no será caliente, por el contrario, esas dos primeras horas de carrera son las más húmedas del día. Para cuando llegas al cruce de río del kilómetro 12.5, o mitad de la vuelta, ya estás mojado totalmente como si te hubieras zambullido antes de llegar a él. Esto sabes que va a pasar y es por lo que traté todo el día de no descuidar la hidratación, ni la ingesta de pastillas de sal. Estuve consumiendo 20 onzas de agua y 20 de Gatorade cada hora y media aproximadamente, que generalmente para mi es mucho, pero sabía que tenía que hacerlo.

Cruce de río en la Cuaba, kilómetro 12.5

La primera vuelta pasó bastante rápido en tiempo y mentalmente, pero todos sabíamos que la verdadera Olla de Presión, comenzaba en la segunda.
La segunda vuelta se hace en sentido contrario a como haces la primera. Para mí es más dura que la primera. Además se corre con el sol dando bien duro en las horas más calientes de la mañana.
Solo iba  llegando al kilómetro treinta, cuando comenzaban los calambres. No les canso la historia, sobreviví trotando las bajadas, caminando todo lo que parecía un subida y cuidando no quedarme todo acalambrado en alguna parte. Todo el cuerpo estaba en modo calambre.

A pesar de los calambres, disfruté la carrera y no me fue tan mal, pero lo más importante es que se goza con el grupo que la hacemos. Ver que todos hacemos nuestro mayor y mejor esfuerzo, compartirlo y disfrutarlo juntos es lo que hace de la OP un evento único.

JL

Antes de comenzar.

viernes, 26 de febrero de 2016

Muskathlon. Cuando los kilómetros tienen otro significado.



"Tienen que venir unos Holandeses a enseñarnos lo que debemos hacer en nuestro propio país"

¿Qué es Muskathlon?

Una explicación rápida. 
Es una acción benéfica creada por un grupo de holandeses que se dedican a recaudar fondos para apadrinar niños, personas de muy escasos recursos en sus estudios y necesidades básicas. Esta ayuda va a diferentes países al rededor del mundo.
Dentro de las actividades que realizan. 
Una es ir a esos países o comunidades donde mandan sus aportes, para compartir con ellos y ver por ellos mismos los lugares tan inmundos donde viven y que se conozcan cara a cara el ahijado con el padrino.
Otra de las actividades es organizar carreras pedestres y/o de bicicleta de montaña en la misma localidad a la que están aportando los recursos.
Estas carreras no buscan un ganador, lo que buscan es un esfuerzo físico que le de más sentido al esfuerzo económico que ya ellos hacen, pero a la vez que una a la comunidad receptora con sus padrinos.
Para esto, ellos también invitan a participar en los eventos personas del lugar que visitan.
Casi en todos los países que visitan realizan carreras pedestres de 21k, 42k, 60k y una de bicicleta de montaña de 120k.

www.muskathlon.com



¿Cómo llego yo al Muskathlon?

Hace más o menos un mes a un un grupo de amigos nos invitaron a participar en el Muskathlon.
Mi primera reacción fue de ni siquiera hacerle caso. Primero porque estaba preparando ir al Black Cayon 100k y vi que Muskathlon era una semana después y segundo, porque no tenía ni idea qué era el Muskathlon y mucho menos que eso se haría en mi país.
Pero, ¿ustedes conocen al vendedor que sigue llamando a tu casa a cualquier hora hasta que usted o le compra o lo manda freír batata? En este caso se llama Thais. Pero no la mandé a freír batata, le di en aquel momento la respuesta que te quita al vendedor de encima, le dices que sí. Pero claro, la intención era que cuando llegara el momento, no firmar el contrato.
Me voy y vuelvo de hacer mi carrera, y la verdad vine bastante desbaratadito, y lo único que quería e hice, era descansar. Correr 63 kilómetros en el Muskathlon una semana después no era para nada apetecible.
Parece que la vendedora insistente me conoce o veía mis intenciones y le pasó mi caso a la supervisora y esta se cogió para ella. 
Doña Angie (Angelina Rondón), fue quien nos extendió la invitación a participar, ya que ella es de los contactos en el país con Muskathlon, y de una manera muy sutil, me preguntaba todos los días que si yo iba. La verdad es que ni yo sabía si iba hasta el día antes y me alegro haberlo hecho.

Algunos de los que fuimos invitados por Doña Angie. (La que tengo a mi derecha)

En esos días que la Supervisora me preguntaba, es que empiezo a empaparme más o menos de todo lo que es Muskathlon, pero la ruta y por dónde íbamos a correr ni idea. Sabía que era cerca de San Pedro de Macorís y de seguro por algunos cañaverales, pero más nada.

1:00 a.m. (sí, A.M.) estamos parados en el medio de la nada en un punto cercano al ingenio Quisqueya y la intención es llegar al poblado del ingenio Consuelo que está a unos 21 kilómetros y cuando lleguemos allá, dar dos vueltas a un circuito de 21 kilómetros.
Los 63k lo harán corredores y caminantes, por eso la hora de partida, para dar tiempo de terminar tal vez pasado el medio día. Luego a las 6;30 a.m. se dará la largada a los 42k, 21k y los ciclistas, pero estos ya en el circuito del ingenio Consuelo.


Como comprenderán, por la clase de evento y lo que les he narrado, somos muy pocos los participantes y con intención de correr los 63k creo habían unos diez, eso te dice que vas a correr solo casi toda la distancia y así fue. Corrimos unos 10k juntos Lucas, Hitler y yo, pero luego cada quien mantuvo su paso y correríamos los kilómetros restante solamente acompañados del rayo de luz de nuestro foco en la cabeza.
Como dije, estábamos en el medio de la nada entre ambos ingenios, una casi recta con algunas leves subidas y bajadas y un terreno bastante pedregoso. Cada vez disfruto más correr de noche y solo. 
Llegamos a Consuelo y aquí el panorama es otro. En principio corremos por la calle principal, claro totalmente vacía debido a la hora, dos y algo de la madrugada, luego conocemos tooodo el poblado de Consuelo. En un momento estoy corriendo dentro del vertedero de basura y no me lo creo, estoy tragando humo hasta por las orejas, y me pregunto ¿qué hago aquí? Pero es cuando empiezo a entender el fin de la carrera.



La idea es que veamos la pobreza y la vivamos y es que este vertedero tiene a su lado casas, sales de ahí y sigues corriendo y vez cómo están casuchas pegadas y luego vas y entras a correr en los cañaverales, que son la razón de ser de estos pueblos y además lo que genera gran parte de sus ingresos.


 Me tocó correr de noche toda la primera vuelta y todavía pasé por la meta para arrancar mis últimos 21k y no era hora de la partida del las siguientes carreras, por lo que tengo que seguir corriendo solo, al menos ahora será de día. 
El vertedero me volvió a tocar a oscuras y esta vez hasta llegue con miedo. Es que cuando pasé por ahí la primera vez lo primero que me recibieron fueron muchos bombillitos azules (los ojos de los perros). ¡No se pueden imaginar la cantidad de perros que hay en Consuelo! Es más, yo creo que en el país completo no hay más que allá. Mientras corríamos en la madrugada nos iban ladrando, yo corriendo me imaginaba al público animándome. Increíblemente los que estaban en el vertedero, que eran muchos, no ladraron, por eso creía me iban a comer.




Ya de día nos toca convivir con la cotidianidad del pueblo. La carrera fue jueves. Comienzan a transitar los vehículos, las personas a moverse a sus lugares de trabajo, los niños a ir al colegio y nosotros corriendo en el medio de todo esto. Cuando me toca correr la calle principal por tercera vez ya todo está activado y en sus calles los policías nos ayuda a pasar por los cruces hasta que llegamos a nuestra meta.



Esta corrida o carrera, como la queramos denominar, comenzó siendo algo que no estaba en mis planes y resultó ser toda una experiencia de vida.
Antes de arrancar rezamos, quien dirigía la oración nos decía que llegaríamos a nuestra meta para demostrar que no hay nada que dando nuestro mayor esfuerzo no podamos lograr. Yo que en realidad quería estar descansando, con esas palabras encomendé mi esfuerzo del día a Dios y a la causa de Muskathlon y de verdad creo me escuchó, porque estoy seguro que corrí mejor que la semana anterior en la carrera.
Pero lo que gané mientras corría en conocimiento de lo que no queremos darnos cuenta sucede tan cerca de nosotros, fue aún más importante y que te hace apreciar muchísimo más lo mucho que tenemos y lo poco que se necesita para vivir.



JLM

Las fotos las tomé del álbum de la Muskathlon en Facebook.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Black Canyon 100k...toda una sorpresa.



"Cuando quieres ver algo de una manera, se borra la realidad"

Desde que vi los detalles en la página web de la Black Canyon 100k por primera vez, interpreté una carrera, terreno y demografía........cuando viví la Black Canyon 100k, dije que me habían engañado.

Vine convencido de que el gráfico que pusieron en la página y todo lo que decían fue un engaño. De hecho, no solo yo lo decía, muchos otros que estuvieron en la carrera y en algún punto la abandonaron, decían lo mismo.
Mi tarea era demostrarlo. Para eso tengo mi recorrido grabado en el Garmin, que sería la primera prueba cuando compare los gráficos.

La investigación no llegó muy lejos. Cuando de verdad me senté a estudiar bien el gráfico de la página, me dí cuenta que fue lo mismo que viví, y si leo correctamente como lo describen, era la realidad.
Sencillamente quise ver una cosa y eso vi. Pero ver mal las cosas se refleja en algo mucho más importante. Esa equivocación me hizo entrenar mal, bueno, al menos entrené en el terreno equivocado, no que hiciera un mal entrenamiento, pero escoger mal el terreno en estas carreras sí tiene su efecto.

Les cuento lo que vivimos.

Esta carrera se celebra en el desierto de Arizona y si de algo estábamos seguros, era que no habría sombra en ninguna parte del recorrido y que el clima sería seco. Esto fue así.

Más o menos 8:00 a.m. y pueden darse cuenta de lo que se iba a vivir.

La temperatura se pronosticaba entre seis grados celcius y casi los treinta grados. Esto también se cumplió. Estaba fresco para nosotros los latinos al comienzo, pero era solo comenzar a correr que necesitamos para entrar en temperatura.
El tema para mí, seguía siendo cómo manejaría lo seco del clima con esas temperaturas, yo una persona que suda tanto, pero en la humedad de nuestro país.



Yo disfruto estas carreras desde el momento que pongo en mi mente que voy a ellas. Disfruto el nuevo reto, las diferencias, compartir con otros corredores, conocer, experimentar, etc. Debido a esto me mantengo informado y leyendo sobre el tema, por lo que conozco corredores antes de en realidad encontrarme con ellos en persona. Para mí son super estrellas, pero lo bonito de este deporte, es que ellos son igual que nosotros, personas de carne y hueso, humildes, super sencillos y amantes de estas cosas como lo somos todos.
Conversando con Amy Sproston (primer lugar femenino).

En esta ocasión y en cuestión de una hora, antes de comenzar la carrera, ya me había encontrado con tres super humanos, y el solo hecho de cruzar unas palabras con ellos y/o verlos me habían hecho el día.
Estar al lado, saludar y conversar en la salida con una leyenda como Hal Koerner. Creo mi cara lo dice todo.

Salimos a correr, y como "YO CREÍA" que los primeros casi sesenta kilómetros eran relativamente planos y cómodos de correr, salí casi a mi paso de maratón. Van pasando los kilómetros y lo primero que comentamos Luis y yo es que es bastante ondulado el terreno, además vamos sintiendo que es sobre piedras que vamos corriendo, esto se soporta por un rato, pero ya cuando es casi los cien kilómetros, la historia es otra.
Arrancamos los dominicanos. Luis Blanco y yo.

Avanzada la carrera ya comienzo a palpar lo que es correr en clima seco. No voy sudando, o mojado vamos a decir, pero voy sintiendo la sal pegada en la piel. Esto hacía que me ardieran los ojos y las piernas. Por suerte se pasaban cuatro veces un río, cosa que aprovechaba para bañarme.
La otra cosa diferente era lo reseca que sentía la garganta. Nunca la había sentido así. Esto por lo menos hacía que bebiera mucho más, que es bueno. Sabíamos que íbamos a enfrentar estas cosas y para eso se hizo un protocolo de alimentación y bebida, que creo bebí mucho más de lo que pensé y además consumí muco más sales de lo planeado, sin embargo, ya para el kilómetro cuarenta comenzaba a sentir indicios de calambres en las piernas. Entiendan, yo NUNCA me he acalambrado corriendo. Pero siempre hay una primera vez. No llegué a tener un calambre total en ningún músculo, pero si anduve en la cuerda floja por casi sesenta kilómetros. Solo para que entiendan la condición les cuento dos ejemplos. En una ocasión se me desamarró un zapato y no podía amarrarlo porque tratando se me quería encoger cualquier músculo de las piernas, solo por doblarme.
Cuando llegué al primer cruce de río hice casi un clavado, esto ocasionó que la quadricep izquierdo se encogiera.



¿Alguno de ustedes ha leído "Nacidos para Correr" (Born to Run)?
Si no lo han leído, al menos muchos han escuchado hablar de los indios Tarahumara.
Mientras estábamos en el gimnasio esperando para ir a la línea de salida vi uno de ellos. Cuando yo iba creo por el kilómetro cuarenta tres, este ejemplo de corredor me pasó por el lado, tan suave y tranquilo al correr como describe el autor del libro. Yo me preguntaba por qué estaba detrás de mi. Luego supe que él estaba en la carrera de 60k, que salió un poco más tarde. Pero lo agradable de la sorpresa no quedó ahí, y es por esto que les menciono el libro, era Arnulfo Quimare.

Hasta la mesa del kilómetro cuarenta y tanto, todo iba exacto o mejor que los tiempos les había predicho a mi equipo de soporte, pero lo que no sabíamos era que las sorpresas que YO no quise ver en la descripción de la carrera venían ahora.

Todo bien hasta aquí. 

Para la mesa de abastecimiento y meta de la carrera de 60k, ya todos los pronostico se habían dañando por creo casi dos horas. No es que me sentía mal, pero sencillamente el terreno me hizo trabajar más de lo anticipado y esperado. Aparecieron cinco montañas que no tenía en presupuesto. No me mal entiendan, las disfruto igual, pero no las esperaba. Tal vez porque me cambiaron un poco el plan mental, hizo que cometiera un error estúpido en ese abastecimiento. Me dijeron lo que faltaba hasta el próximo avituallamiento y yo sí sabía que ahora venía la parte más dura de la carrera y aún así no me llevé mi lampara para la noche.


Cambio de tenis, como, bebo, pero no me llevo la lámpara.

Este era el tramo más duro y largo entre avituallamientos, unos veinte y tantos kilómetros. Me terminé todo el líquido que llevaba, eso les dice lo mucho que estaba bebiendo, NUNCA me he tomado 40 onzas de líquido en ese tiempo. El otro tema, y más preocupante, fue darme cuenta que en media hora iba a oscurecer totalmente y me faltaban unas millas para llegar al avituallamiento y que no iba a poder lograr llegar con luz del sol. Trataba y aceleraba y me maltrataba más las piernas y pies con las rocas, pero sabía que no iba a lograrlo. En este afán recordé que le había pasado a un corredor y si cometí una estupidez al no tomar la lampara, al menos en este momento tomé una decisión inteligente. Lo esperé y le pregunté si él llevaba consigo su lámpara y por suerte la tenía. Por unas dos millas estuve detrás de él, que definitivamente me salvó de pasar un muy mal rato.



Ya llegamos a la mesa de los ochenta kilómetros, todo está oscuro, las temperaturas han bajado, a esta mesa se llega cansado pero contento porque definitivamente ya lo peor ha pasado, además, comer, beber y conversar con los voluntarios, Davianty y José María por un rato hace que los ánimos y el espíritu se renueven. También creo que me gusta correr mucho de noche en las montañas y trillos, ahora en el desierto.
Acabado de llegar a los 80k.

No hubieron percances, no vi ninguno de los animales que no quería ver, sí sus rastros, huellas y madrigueras y mi último tramo fue como siempre, la celebración pre llegada a la meta, donde me esperaba mi hijo que la hacía un poco más especial (perdón Davianty).



Las cosas que no cambian es con el hambre y ganas de comer hamburguesas que termino las carreras. Antes de llegar al hotel tuvimos que hacer una parada.



Soy dichoso que puedo hacer estas carreras, pero mucho más que las personas me atrevo a pedirles el inmenso favor de acompañarme a sufrir y aburrirse por tantas horas por mí, lo hacen con tanto amor y entrega. No puedo agradecerle lo suficiente a Davianty y José María el excelente trabajo que hicieron.




JLM