viernes, 26 de febrero de 2016

Muskathlon. Cuando los kilómetros tienen otro significado.



"Tienen que venir unos Holandeses a enseñarnos lo que debemos hacer en nuestro propio país"

¿Qué es Muskathlon?

Una explicación rápida. 
Es una acción benéfica creada por un grupo de holandeses que se dedican a recaudar fondos para apadrinar niños, personas de muy escasos recursos en sus estudios y necesidades básicas. Esta ayuda va a diferentes países al rededor del mundo.
Dentro de las actividades que realizan. 
Una es ir a esos países o comunidades donde mandan sus aportes, para compartir con ellos y ver por ellos mismos los lugares tan inmundos donde viven y que se conozcan cara a cara el ahijado con el padrino.
Otra de las actividades es organizar carreras pedestres y/o de bicicleta de montaña en la misma localidad a la que están aportando los recursos.
Estas carreras no buscan un ganador, lo que buscan es un esfuerzo físico que le de más sentido al esfuerzo económico que ya ellos hacen, pero a la vez que una a la comunidad receptora con sus padrinos.
Para esto, ellos también invitan a participar en los eventos personas del lugar que visitan.
Casi en todos los países que visitan realizan carreras pedestres de 21k, 42k, 60k y una de bicicleta de montaña de 120k.

www.muskathlon.com



¿Cómo llego yo al Muskathlon?

Hace más o menos un mes a un un grupo de amigos nos invitaron a participar en el Muskathlon.
Mi primera reacción fue de ni siquiera hacerle caso. Primero porque estaba preparando ir al Black Cayon 100k y vi que Muskathlon era una semana después y segundo, porque no tenía ni idea qué era el Muskathlon y mucho menos que eso se haría en mi país.
Pero, ¿ustedes conocen al vendedor que sigue llamando a tu casa a cualquier hora hasta que usted o le compra o lo manda freír batata? En este caso se llama Thais. Pero no la mandé a freír batata, le di en aquel momento la respuesta que te quita al vendedor de encima, le dices que sí. Pero claro, la intención era que cuando llegara el momento, no firmar el contrato.
Me voy y vuelvo de hacer mi carrera, y la verdad vine bastante desbaratadito, y lo único que quería e hice, era descansar. Correr 63 kilómetros en el Muskathlon una semana después no era para nada apetecible.
Parece que la vendedora insistente me conoce o veía mis intenciones y le pasó mi caso a la supervisora y esta se cogió para ella. 
Doña Angie (Angelina Rondón), fue quien nos extendió la invitación a participar, ya que ella es de los contactos en el país con Muskathlon, y de una manera muy sutil, me preguntaba todos los días que si yo iba. La verdad es que ni yo sabía si iba hasta el día antes y me alegro haberlo hecho.

Algunos de los que fuimos invitados por Doña Angie. (La que tengo a mi derecha)

En esos días que la Supervisora me preguntaba, es que empiezo a empaparme más o menos de todo lo que es Muskathlon, pero la ruta y por dónde íbamos a correr ni idea. Sabía que era cerca de San Pedro de Macorís y de seguro por algunos cañaverales, pero más nada.

1:00 a.m. (sí, A.M.) estamos parados en el medio de la nada en un punto cercano al ingenio Quisqueya y la intención es llegar al poblado del ingenio Consuelo que está a unos 21 kilómetros y cuando lleguemos allá, dar dos vueltas a un circuito de 21 kilómetros.
Los 63k lo harán corredores y caminantes, por eso la hora de partida, para dar tiempo de terminar tal vez pasado el medio día. Luego a las 6;30 a.m. se dará la largada a los 42k, 21k y los ciclistas, pero estos ya en el circuito del ingenio Consuelo.


Como comprenderán, por la clase de evento y lo que les he narrado, somos muy pocos los participantes y con intención de correr los 63k creo habían unos diez, eso te dice que vas a correr solo casi toda la distancia y así fue. Corrimos unos 10k juntos Lucas, Hitler y yo, pero luego cada quien mantuvo su paso y correríamos los kilómetros restante solamente acompañados del rayo de luz de nuestro foco en la cabeza.
Como dije, estábamos en el medio de la nada entre ambos ingenios, una casi recta con algunas leves subidas y bajadas y un terreno bastante pedregoso. Cada vez disfruto más correr de noche y solo. 
Llegamos a Consuelo y aquí el panorama es otro. En principio corremos por la calle principal, claro totalmente vacía debido a la hora, dos y algo de la madrugada, luego conocemos tooodo el poblado de Consuelo. En un momento estoy corriendo dentro del vertedero de basura y no me lo creo, estoy tragando humo hasta por las orejas, y me pregunto ¿qué hago aquí? Pero es cuando empiezo a entender el fin de la carrera.



La idea es que veamos la pobreza y la vivamos y es que este vertedero tiene a su lado casas, sales de ahí y sigues corriendo y vez cómo están casuchas pegadas y luego vas y entras a correr en los cañaverales, que son la razón de ser de estos pueblos y además lo que genera gran parte de sus ingresos.


 Me tocó correr de noche toda la primera vuelta y todavía pasé por la meta para arrancar mis últimos 21k y no era hora de la partida del las siguientes carreras, por lo que tengo que seguir corriendo solo, al menos ahora será de día. 
El vertedero me volvió a tocar a oscuras y esta vez hasta llegue con miedo. Es que cuando pasé por ahí la primera vez lo primero que me recibieron fueron muchos bombillitos azules (los ojos de los perros). ¡No se pueden imaginar la cantidad de perros que hay en Consuelo! Es más, yo creo que en el país completo no hay más que allá. Mientras corríamos en la madrugada nos iban ladrando, yo corriendo me imaginaba al público animándome. Increíblemente los que estaban en el vertedero, que eran muchos, no ladraron, por eso creía me iban a comer.




Ya de día nos toca convivir con la cotidianidad del pueblo. La carrera fue jueves. Comienzan a transitar los vehículos, las personas a moverse a sus lugares de trabajo, los niños a ir al colegio y nosotros corriendo en el medio de todo esto. Cuando me toca correr la calle principal por tercera vez ya todo está activado y en sus calles los policías nos ayuda a pasar por los cruces hasta que llegamos a nuestra meta.



Esta corrida o carrera, como la queramos denominar, comenzó siendo algo que no estaba en mis planes y resultó ser toda una experiencia de vida.
Antes de arrancar rezamos, quien dirigía la oración nos decía que llegaríamos a nuestra meta para demostrar que no hay nada que dando nuestro mayor esfuerzo no podamos lograr. Yo que en realidad quería estar descansando, con esas palabras encomendé mi esfuerzo del día a Dios y a la causa de Muskathlon y de verdad creo me escuchó, porque estoy seguro que corrí mejor que la semana anterior en la carrera.
Pero lo que gané mientras corría en conocimiento de lo que no queremos darnos cuenta sucede tan cerca de nosotros, fue aún más importante y que te hace apreciar muchísimo más lo mucho que tenemos y lo poco que se necesita para vivir.



JLM

Las fotos las tomé del álbum de la Muskathlon en Facebook.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Wao!!! Mi respeto! Extraordinaria experiencia de vida, aunada a la de corredor! Mucha salud! Gracias por compartirla.

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